La diversidad es una de las características fundamentales para comprender las dinámicas y características de la sociedad boliviana, lo que nos ha permitido aprender a descubrir como país, que en la diferencia reside nuestra riqueza y fortaleza. Esta diversidad puede apreciarse desde los diversos pisos ecológicos del territorio nacional y extenderse a través de cualquier expresión cultural como el idioma, el baile, la música. Prácticamente todo el espectro cultural de Bolivia está cobijado por esta diversidad.

Una de las máximas exponentes de nuestra diversidad cultural es la gastronomía y dentro de ella el picante es el sabor más especial. Rojos, amarillos y verdes, los ajíes siempre han estado presentes en la mesa de las familias bolivianas, su variedad puede hallarse en sus diversos tamaños, formas, preparados y procedencias.

Si pensamos en los ajíes bolivianos y sus sabores, se nos viene a la mente la mitad de nuestros platos típicos, también es imposible no pensar en la Llajua, ese preparado tan nuestro que sirve de acompañamiento a la otra mitad de nuestros platos típicos que no llevan picante. Y es que el ají esta en todo que hasta logra desbordar el plato y contagiar inclusive el humor y la fiesta de las y los bolivianos, es más no es pretenciosos decir que el ají es uno de los aportes más valiosos que ha brindado Bolivia a los sabores del mundo.

Es desde este sabor que el CCP reflexionó sobre Bolivia en su festival anual de gastronomía denominado Tacú y Batán. En alianza con la Carrera de Gastronomía y Hotelería de la Universidad Unandes, se llevaron a cabo diversas actividades que promovieron la historia, características y sabor de la ulupica, el locoto, el aribibi y de tantos otros ajíes nativos de Bolivia.

El Festival Gastronómico Tacú y Batán, a través de su programa de actividades compartió con el público cruceño una exposición sobre el ají, además de conversatorios y cocinas en vivo a cargo de chefs profesionales de la universidad UNANDES  y también una feria productiva que ofreció alimentos en base al ají. En este año del Bicentenario de Bolivia, el CCP se ha fijado como objetivo reforzar y promocionar las expresiones culturales que promuevan valores ciudadanos que reflejen el respeto y cuidado por nuestra diversidad. Y es lo que se pretende lograr con la realización del Festival Gastronómico Tacú y Batán, que desde su primera versión ha ido encontrando en la gastronomía un tejido diverso de olores y sabores que hacen a Bolivia lo que es, un espacio diverso, rico y con una fuerza de apoyo y cohesión entre sus habitantes.

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